Valencia es la novia del sol y celebró su unión con el éxito futbolístico bajo el abrazo de su gente, en una noche inolvidable, con el Polideportivo Misael Delgado como epicentro del grito sagrado, cuando caen los goles a la par del anochecer. Mientras aquel acontecimiento navegaba en las ilusiones adyacentes al Río Cabriales, un joven carabobeño, en silencio, sonreía a la distancia y aplaudía detrás del celular.
Él nació en la capital carabobeña, antes de enraizar sus amores por el deporte rey en Guacara, zona calurosa, pero llena de grandes historias balompédicas. Su familia, amante del fútbol por excelencia, lo vio correr por las calles del Trigal Norte, aprendiendo sobre tácticas antes de, si quiera, leer una novela. “El Centenariazo”, resumido en aquella mítica victoria venezolana por 0-3 ante Uruguay en Montevideo, fue su primer avisto al futuro. Ahí, entendió que esto sería todo para él.
Pero no todo sería color de rosa, porque en el hallazgo de la dinámica, no encontraba la disciplina correcta para sentir pasión hacia la acción. A partir de aquí, llamémoslo Luis, el niño que ingresó en ACEFU para iniciarse como futbolista, sin saber que, a medida que los años pasarían, se convertiría en profesional de la materia. En 2012 las cosas fueron campeonato, cuando la Hermandad Gallega se interesó en contar con su talento, siendo incluso, convocado, a módulos nacionales.
Ocupar la posición de portero no es para cualquiera y menos cuando debía custodiar el arco del seleccionado carabobeño al lado de Joel Graterol, arquero que goza de un buen presente deportivo en la Vinotinto. Latuff fue siempre un soñador, que entendió la importancia de trabajar arduamente para materializar lo que está en la mente en cosas palpables. Fuera de Venezuela encontró su lugar en el mundo, arribando a un destino atípico, donde su nombre impacta.
“El crecimiento del fútbol dominicano ha sido abrumante, y eso se debe a que gente de diferentes nacionalidades, con mucho conocimiento, han venido para sumar, aportando no solamente calidad, sino cultura. Puedo decir con absoluta certeza que en este hermoso país también se juega fútbol”, aseveró.
Participar en los Juegos Panamericanos 2023, hacerse sentir en el Mundial de Fútbol Sub-20 de ese mismo año y sellar su boleto en dirección a los Juegos Olímpicos París 2024, son argumentos que respaldan tal aseveración. La Liga de Fútbol ha venido creciendo, con presencia de jugadores locales y foráneos.
“Comencé como entrenador de porteros en 2014, cuando decidí empezar a enseñar todo lo que aprendí defendiendo arcos. Hice el diplomado de entrenamiento en la Universidad de Carabobo, mientras empecé a sumas experiencias en el Hogar Hispano y Academia Nowak, lugar donde mis ideas empezaron a tener más forma e impacto”, agregó el talentoso preparador.
Después de aquello, dio inicio una aventura que marcó el punto de inflexión más importante de su carrera: trabajar de la mano con la Fundación Real Madrid, institución en la que permaneció por espacio de cinco calendarios, haciendo vida nada menos que en una institución reconocida por la valía de su infinita categoría.
Y fue así como, en 2019, recibió el llamado para trabajar en la Selección Nacional Sub-23 del país quisqueyano, consiguiendo la clasificación al Pre-Olímpico de Tokio 2019, además de alcanzar la primera victoria contra un rival de la zona, El Salvador.
Tanto significó todo aquello, que el Club Atlético Pantoja le abrió las puertas desde 2020, recibiendo la confianza, en primera instancia, del reconocido técnico español David Scandell, con quien clasificó a la Concachampions luego de ganar el campeonato, que llevó por nombre torneo de clubes CFU. En 2022, alcanzaron el subcampeonato, demostrando que, con gallardía y determinación, no hay límites.
Luis no se olvida de sus inicios, lleva en su corazón a quienes la vida le dieron, reconoce la importancia que en su transitar por el universo futbolístico posee David González Sanz, agradece mucho a “Manolo” Correa, César Baena, Vicente Rosales, José Terán, Ronnal Rojas y tiene dos grandes ídolos: Manuel Neuer e Iker Casillas. Si hablamos de venezolanos, Rafael Dudamel y Renny Vega se llevan las distinciones. No sabe dónde lo colocará el destino, pero lo que sí conoce es que, donde sea que esté, lo entregará todo en honor a una pasión que lleva en su alma.