Por Miguel Santana.
Si apelamos a la teoría del aquí y ahora, el partido más importante en la historia del fútbol argentino se jugará hoy, contra Polonia y en el 974. No hay mañana para el seleccionado sudamericano, que pudiera desde concluir la Fase de Grupos en lo más alto hasta saborear el polvo del estrepitoso fracaso. Urge que la confianza se recargue con argumentos futbolísticos, para que este equipo robustezca sus razones de trascendencia. El rival es líder de grupo y para nada se confía del conjunto albiceleste.
Los polacos van a resistir, con un bloque bajo y cerrado, porque es parte de su esencia y entienden que especular está prohibido. En frente están Messi y compañía, con ganas de más. Lewandowski es el arma más peligrosa del conjunto blanco, también con sueños de avanzar tan lejos como sea posible. Si los de Scaloni desean convencer, tienen que aumentar la velocidad y darle otro ritmo al ataque. Contra México hubo puntos bajos.
Argentina superó una prueba y eso es innegable, ganarle a la tensión. Las lágrimas de Aimar en el gol messista es una clara prueba de todo aquello, pero ahora, la realidad es distinta. Los tres puntos alcanzados contra el seleccionado azteca suponen un alivio, pero en ningún caso, una razón para creer que estar en octavos de final es una realidad.
Ser un rival de mucha talla y presencia atlética, le permiten a Polonia creer que pueden. No solo el atacante del Barcelona suena con fuerza como la pieza principal para proponer algo distinto, también está Zielinski, de gran presente como volante del Napoli. Van a aumentar el nivel de exigencia, porque en sus planes se encuentra estar entre los mejores. Es una especie de final adelantada para dos equipos que no pretenden caerse.
Es hora de ver a Enzo Fernández, que oxigenó profundamente el mediocampo argentino y a Julián Álvarez, de mejor accionar que Lautaro Martínez. Pueden ser las apuestas que traigan consigo algo distinto. Cualquiera puede ser un héroe ocasional, porque talento hay de sobra, pero de ninguna manera será una confrontación fácil de resolver.
