Por Miguel Santana – SantanaDeportes.- Soriente es silente, sosegado en un alto sentido de la expresión, pero obseso del trabajo y enfocado en darle forma al futuro. Angostura se convirtió, para los días en curso, en el único equipo de fútbol profesional representativo del estado Bolívar y aquello no intimida en lo absoluto al presidente de la organización, quien no solamente cree en la labor que están llevando a cabo dentro de la institución, sino también, comprende a cabalidad el significado de formar personas a través del fútbol. A falta de pocas horas para el inicio de la temporada en Venezuela, el directivo se deshace en buenos augurios para un equipo que apuesta por su después.
Con el recién culminado calendario, el club bolivarense finalizó en la casilla 10, todo esto contextualizando que venía de ser campeón en Segunda División, experimentando su bienvenida a la máxima categoría con un plantel lleno de juventud. Concluyeron la zafra por encima de escuadras históricas, como Mineros, Zamora, Universidad Central de Venezuela y Monagas, ganándole también el pulso a Hermanos Colmenárez; si hubieran logrado un par de victorias más, seguramente estarían compitiendo en un marco internacional, pero en la intimidad de la familia amarilla y azul, no hay apuro. Algunos nombres van sonando, mientras el proyecto avanza.
“Ante los aficionados, la prensa y todo el grupo futbolístico nacional, asumimos la responsabilidad de ser el único equipo de Bolívar que compite en Primera, situación que, más allá de generar presión, significa un compromiso que asumimos con absoluta responsabilidad. Nuestra premisa está asociada a enaltecer valores en el fútbol formativo, para dar oportunidades a muchachos de la zona, jugadores quienes vivan en nuestra entidad y lugares aledaños. Somos sinceros y sabemos que mantener la categoría es el objetivo que nos trazamos, pero eso va de la mano con formar, exponer y fortalecer a los talentos, por lo que nos entusiasma muy seriamente la idea de fortalecer esta estructura y darle identidad”, aseveró el empresario.
Carlos Roca es la identidad que suena con más fuerza cuando habla acerca de quiénes pudieran sacar máximo provecho del talento con las oportunidades ofrecidas. Se trata de un defensa con formación de fútbol sala, pero que ha jugado en cancha larga y tiene experiencia en módulos de selecciones nacionales juveniles, siendo incluso ‘sparring’ de la absoluta en los duelos de Eliminatorias Sudamericanas. Nació en 2005, teniendo por delante todo un sendero para crecer.
“Es una de nuestras grandes apuestas, por su experiencia, determinación y categoría. Soñamos con verlo formando parte de la Vinotinto, pero sabemos que eso se gana con mucho trabajo y sacrificio. Ha vivido grandes momentos, así como muchos de nuestros jóvenes. En lo personal, me llena de satisfacción ver a muchachos debutar, cumplir sus metas y hacerlo de buena manera. Con esta filosofía fuimos campeones de la segunda categoría y logramos nuestro cometido en Primera, entendiendo que todo es parte de un compromiso que asume cada integrante de la organización”, agregó Soriente.
Desde el canchero hasta la más importante autoridad, sienten que el escudo está al lado del corazón, porque a criterio del mandamás, importa tanto el trabajo que realizan las personas de mantenimiento en el estadio Ricardo Tulio Maya, como cada carrera de primer nivel cortesía de los jugadores del equipo profesional. Juntos de la mano le dan forma a un sentimiento que cada vez va ganando más seguidores.
“La misión es estructurar una base confiable, que nos permita tener un soporte para estar compitiendo constantemente y así, mantenernos en el tiempo. Fundamentamos nuestras estrategias en eso, con mucho trabajo y entrega por parte de cada uno. Tenemos grandes expectativas de cara a la próxima temporada, apoyándonos en la continuidad y demostrando que podemos competir ante cualquier rival”, explicó el hombre detrás del producto.
En el sureste de Venezuela se halla una ilusión, plasmada en el uniforme de una escuadra que, representa a la ciudad fundada por Antonio Berrío, a orillas de un puerto fluvial donde desembarcan los deseos triunfales, abrazándose el Río Orinoco y también, a los rostros sonrientes de cada niño soñador.
