Alguna vez, alguien subestimó el amor de Reís Bélico, y eso generó que la mamá de aquella susodicha, cambiara radicalmente de opinión cuando vio en televisión a aquel que corrió más de una vez. Los cambios presupuestarios generaron que quien una vez rompió su corazón quisiera volver, pero ese tren se fue y en el andén, terminó diluida la esperanza. Él seguirá saliendo por la tv, y ahora jugando nada menos que la Liga Monumental, porque además de darle vida a letras correctas, también sabe marchar al ritmo de un futbolista sentado detrás del artista. Balón y canciones, ambas son inconmensurables amores.
La musa seduce al creativo, por demás activo. Está entrenando pensando en su estreno como estrella rodeado de constelaciones, porque Juan Arango, “Maestrico” González y Giancarlo Maldonado serán quienes lo acompañarán en Vikingos del Caribe. Tiene por delante un mar de oportunidades, trabajando en su próximo álbum, dignificando los motivos de una carrera en permanente ascenso y teniendo tiempo para ser alguien feliz.
Reís desnuda sin palabras, en medio de una amistad tramposa, con dos mujeres que no saben acerca del encanto que cada una, a su estilo, genera ante los ojos del escritor. Lo cierto es que, mientras la vida pasa, va creciendo en la influencia urbana, listo para el 24 de mayo dar un golpe a la mesa. Está trabajando más que nunca, en el estudio y en el estadio.
En este calendario, se apoya en la palabra reinvención para solidificar cada pensamiento, dándole forma a creaciones que luego, amenizan acciones. Su proyecto será de talla mundial, no sin antes recorrer Sudamérica con el sonido de cada radio. Abre su mente hacia dos direcciones: la canción y la pasión, una hecha a base de papeles y otra, en un papel protagónico.
“Me he responsabilizado más como artista, sabiendo lo que representa tener este reto permanente. He sido más integral, organizado, mejorando mucho mis relaciones públicas y logrando un cambio que considero ha sido evidente”, aseveró el cantante vinotinto.
En horas de Champions League, Bélico es la humanización del Real Madrid como esencia de ser y hacer. No se rinde, al último segundo encuentra la obra más maestra y si tiene que despertar demostrando que la grandeza se genera bajo los efectos del tiempo, sabe así que los resultados están llegando, y tiene que ir por la definitoria consagración musical.
No va a parar, es un warrior, su pasión capitalina y cultura milenaria lo llevará más allá de la rutina, caminando sobre las veredas del éxito, creyendo y creando, siendo turista en un mundo donde se vuela sobre notas y se evalúa ante la presencia algorítmica de lo que arroja el mundo donde no hay aire, sino clicks. En algún momento hablaremos de Rubén Darío Guzmán, pero por ahora, el hombre prefiere darle paso a la idea y estar a su real merced.