Por Miguel Santana – @santanadeportes.
Hay demasiadas cosas detrás de una historia, y generalmente, cuando se produce la explosión profesional del humano, pareciera que todo aquello pasa desapercibido, pero es, realmente, lo más importante. Es así como se presenta la primera página de Renné Rivas, lateral izquierdo del Caracas Fútbol Club, quien con escasos 13 años, tuvo que alejarse de su casa para acercarse a sus sueños. ¿Cómo fue eso? Noel Sanvicente tuvo mucho que ver, trayéndolo de Puerto Ordaz a la capital venezolana con la misión de ayudarlo a potenciar un talento que ya despuntaba en suelo oriental, pero pedía a gritos desarrollarse en otra área. Lo más complicado es convencer a una familia y arrancarles la mitad del corazón, porque cuando un hijo sale de casa, con él se marchan los recuerdos que representan haberlo visto nacer y crecer. Ahora es cuando está viendo frutos.
Primero, Centro Portugués. Segundo, Mineros de Guayana. Luego, el equipo rojo que se abraza a la imponencia de El Ávila, así ha transcurrido la carrera de un joven que hace apenas una semana brilló contra Estudiantes en Mérida, entendiendo lo que significa ser parte del elenco más ganador del país y lo que aquello significa.
“No ha sido nada fácil, pero puedo decir que ha valido la pena. Con el Caracas he vivido momentos buenos, otros no tanto y al final, siendo que me he convertido en una persona con otro nivel de madurez, que le saca mucho provecho a cada día y está más cerca de Dios. Cuando el momento llega, hay que dar lo mejor, demostrar y hacer todo lo que puedas por el equipo”, dijo.
El bolivarense es claro cuando habla acerca de propósitos grupales: “queremos finalizar entre los cuatro mejores y después, ser campeones. Esas son las metas que tenemos, para poder estar en una competencia internacional. El nivel de exigencia siempre es alto porque se trata del club más grande del todo el país”.
Parece que fue ayer cuando a la casa de los Rivas, “Chita” asistió para darle forma a una idea que se consolidó en el tiempo. El pequeño Renné, si en realidad quería convertirse en profesional del balompié, tenía que irse en búsqueda de un futuro con la camisa roja. Disciplina, pasión, determinación y compromiso serían las premisas fundamentales que lo acompañarían, sabiendo que en ese proceso sucederían muchas cosas y lo harían ser fuerte.
“Todo lo que soy se los debo a mis padres, porque fueron ellos quienes me dieron la educación que tengo. No fue nada fácil para nosotros como familia dar ese paso en su momento, pero siempre estuve claro de lo que quería y con una mente fuerte no existen imposibles. Soy una persona disciplinada, con metas claras y lo entendí desde el primer momento”, agregó el defensor.
Y entonces, de la mano con el técnico más laureado de la nación, todo partió, pasando por diferentes etapas formativas, hasta por fin conseguir el tan ansiado salto a la máxima división nacional, nada menos que con el uniforme de un elenco acostumbrado a estar cerca de la gloria, peleando campeonatos.
“Noel Sanvicente fue quien me preparó como futbolista e incluyó muchísimo en mi carrera; con Francesco Stifano no tuve tantos minutos producto de mi inmadurez en esa etapa; Henry Meléndez hizo un gran trabajo como interino y Leonardo González es un entrenador que te da confianza desde el respeto. Si algo tiene Caracas es que sus divisiones formativas están alineadas con la filosofía del primer equipo, así que los procesos de adaptación son rápidos. Cada quien da lo mejor que tiene y existe un compromiso inmenso”, expresó.
De Rubert Quijada y Alexander González aprende todos los días, tiene buena comunicación con Richard Celis e intenta entender a la perfección con Ade Oguns y su inglés. Renné se suda al máximo cada opción, porque entiende que desde la sana competencia puede demostrar estar apto para asumir la responsabilidad de proyectarse por el sector izquierdo del conjunto capitalino. No le teme al éxito.
“Siempre hay que estar preparados, dando lo mejor por tu institución. Llevo años aquí y el sentido de pertenencia es absoluto. Nos quedan ocho partidos y en la intimidad del Caracas Fútbol Club, cada uno es una final”, aseveró. Si aquel niño de 13 años hubiera dicho que no al planteamiento de vida, seguramente en esta entrevista estaría exponiendo puntos de vista un psicólogo deportivo, pues eso sería en caso de no haber tenido el placer de convertirse en futbolista.
“Mi padre es comerciante y tengo dos hermanos, uno que también está dedicado al comercio y otro que es arquitecto. La Psicología me parece fantástica porque tiene un impacto importante en los atletas y nos ayudan a ser mejores, a superar obstáculos y a crecer. Es una gran labor”, concluyó.
No importa cuándo leas esto: Caracas Fútbol Club está peleando para ser campeón y aunque no hay absolutamente nada claro, Rivas sabe que ponerse ese uniforme representa transformarse en la cancha y dignificar la historia de un gigante nacional.
Muy agradecida por la entrevista para con mi hijo, gracias por captar cada esencia de su historia… mucho que contar, aún mucho que agradecer.