Por Ramon Vilageliu.
Todo el mundo necesita tomarse unos días de tranquilidad. Para liberar la mente del trabajo, la vida social o el ocio. No hay nadie que pueda mantener un ritmo constante durante todos los días de la semana y durante las veinticuatro horas del día. No se puede. Imposible. Porque el cuerpo se cansa, pero aún más importante, la mente se cansa también. Así pues, hay que reposar. Calmarse. Respirar. Meditar. Lo que haga falta para desconectar, aunque sean unas horas. En un Mundial también hace falta descansar, sobre todo si has estado durante dos semanas cubriéndolo sin pensar en nada más y sin poder dormir muchas horas.
Hemos estado dos días sin Copa del Mundo. Ha sido duro y largo, pero necesario. Y siempre vuelve. Hoy todo vuelve. Como tiene que ser para establecer el orden natural de las cosas en la vida. Porque nos hemos acostumbrado ya a sentarnos delante de la televisión en unas horas determinadas del día para disfrutar de 90, o 120 minutos, de emoción y espectáculo. Porque el Mundial es esa obsesión de la que cuál no puedes dejar de pensar. Esa persona que te cambió la vida y que no puedes pasar ni una sola tarde sin verla. Eso es el Mundial. Y por eso nos gusta tanto. Pero también hay que tomarse unos días de reposo. Eso es lo que hemos hecho. Aunque, no han faltado ir a ver los entrenamientos o las ruedas de prensa de los entrenadores y jugadores. Eso no se puede dejar Ni un día sin pensar en fútbol. Hay gente que no lo entiende. Peor esto es más que una profesión, es una pasión, y si no te gusta no lo comprendas. Esto va mucho más allá de lo racional. Es del otro mundo. Del cielo. Ver fútbol y sentir el olor del césped es mágico. Único. No lo cambio por nada del mundo. Tengo ganas de que vuelva a rodar ya el balón, si soy sincero. No me gusta el reposo, aunque todos debemos tomarnos nuestros días off.
