Por Miguel Santana – @santanadeportes.- Pido perdón a los fanáticos cardenaleros, pero debo ser sincero y como diría Artigas: “con la verdad, ni ofendo, ni temo”. Lo hago de antemano porque no entiendo cómo no sabía quién era este señor, pero una vez tuve la oportunidad de verlo trabajar, sentí que merece todos los elogios. Personalmente, no lo conozco y sé que algún día tendré el placer de estrechar su mano, pero las redes nos conectan y las palabras nos acercan por distintas vías, así que, en esta ocasión, me parece propicio destacar la labor de Gregorio Valles, el animador del Antonio Herrera Gutiérrez. Es, desde mi punto de vista, un verdadero fenómeno, que simplemente, nació con talento. Esa manera de hacer, solo se explica así.
Jamás había ido al estadio barquisimetano, porque generalmente, mi ruta de trabajo se divide entre Caracas, Maracay y Valencia. A propósito de la final, asistí y debo decir que me llevé una impresión sumamente positiva, desde la organización, hasta el trato y principalmente, el trabajo tan impecable que hace este señor. Es tan bueno que, cualquier fanático, sin importar del equipo que sea, disfruta al máximo el espectáculo que ofrece. Su nivel de educación es inmenso, por la forma como saluda a la parcialidad rival, el respeto que tiene por el contrario y los valores que fomenta desde la locución. Se nota desde lejos que los Departamentos de Prensa y Mercadeo de Cardenales hacen un trabajo para tener en consideración, y el ambiente que se respira dentro de ese recinto deportivo, es mágico.
Un punto por demás relevante, tiene que ver con algo necesario de destacar: la cordialidad por parte de las aficiones de Cardenales y Tiburones, hizo que todo se enmarcase en un espectáculo digno de lo que tiene que ser una final. Cero problemas, ningún conato de violencia en las tribunas, perfecta convivencia a pesar de las diferencias y una celebración cívica, que demuestra la grandeza del venezolano de bien. Los que perdieron, saludaron y a casa se fueron; los que ganaron, no se lanzaron al campo, ni hubo ningún acto al margen del buen comportamiento. Lo que se vivió en Barquisimeto fue una fiesta de buena pelota.
Ahora, cada vez que gritan “un hit”, me provoca decir “na’ guará”, el “devuélvela” en cada foul, es épico y la presentación del equipo cuando saltan al terreno y Valles dice “aquí están los campeones del universo”, es para ponerse de pie y aplaudir. Señor Gregorio, si usted llega a leer esto, todo mi agradecimiento por el aporte que le da a nuestro querido béisbol nacional.
A los fanáticos del equipo crepuscular, vendrán tiempos mejores. No tienen idea de lo mucho que me alegra ver el crecimiento que ha tenido la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) en estos últimos años. ¡Gracias por una temporada llena de alegrías!
