Por Ramon Vilageliu.
La sociedad de hoy en día es muy influenciable. Muchas son las ocasiones en que la opinión popular ha hecho creer a la gente una idea que se aleja del imaginario colectivo. Ya sea en política, en economía o en deporte. Si las elites construyen un relato que se propaga en los medios, en las plazas de las ciudades y en los bares donde vamos a tomar una cerveza después del trabajo, es fácil que la gente se lo termine creyendo y llegamos a pensar algo que de verdad se aleja de nuestro pensamiento. Durante los últimos años se han erigido muchos de estos pensamientos que, sin lugar a duda, han hecho daño a nuestra civilización. Tampoco los vamos a nombrar a todos. En el deporte, y, especialmente en el fútbol, también ha pasado y pasará. Se construyen relatos alrededor de una idea compleja y estructurada. Que de por si suena bien, pero que, si vas al sentido común, no tiene ninguna lógica. Durante muchos años se pensó que Messi no daba el máximo con Argentina. Cosa que ahora se ha dado por errónea completamente.
Y un buen ejemplo, uno más, de esto es el partido frente a Australia. Sí, Australia, una selección inferior, mucho, y con pocos argumentos para plantarle cara a la albiceleste. Pero el fútbol es fútbol y algo que nos ha demostrado el Mundial es que nadie se puede confiar frente adversarios menores. Y Messi no lo hizo. Desde el minuto 1 lo dio todo por la camiseta. Algo que ha hecho desde el inicio de su carrera internacional. Algo que nunca le va a faltar. Y que nunca se la va a poder pedir. Messi es único. Messi es mágico. Y, sino que se lo pregunten a los 40 mil corazones que ayer llenaron el Ahmed Bin Ali. Marcó el 1-0 y marcó en todo momento el tempo del partido. Se jugó a su ritmo. Como él quería, como Argentina quería. Porque él representa estos colores. Porque él es estos colores. Messi lo demostró. Una vez más. Y ya van muchas. Cada día que se pone una camiseta y pisa el campo el mundo sonríe. Y esto se nota en los rostros de la gente. Es un jugador, una persona que hace feliz a los demás. Porque verlo es como leer un buen libro o tomarse una copa de vino un domingo. Messi es esto y más. Messi es esto y todo.
