lunes, mayo 20, 2024
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Reis Bélico y dos pasiones unidas

Por Miguel Santana – @santanadeportes

La vaca mariposa vuela sobre techos de cartón, y mientras triste se oye la lluvia, las estrellan abren paso a una mente pensativa, creadora de ideas que combinan clásicos con actuales tendencias, como imaginarse al tío Simón compartiendo escenario con Alí Primera y Caramelos de Cianuro. Rubén es un niño inquieto y experimenta con su musa, tiene ojos de gato para ver en la oscuridad motivos de trascendencia cultural, no va a parar y se hace sentir hasta en su primera cita, porque había recorrido apenas 11 calendarios cuando su primer cuaderno poético tenía forma. Ha tenido que hacer una depuración que lo dejó sin palabras, porque si ayer se cayó, hoy será capaz de levantarse con el doble de fuerza, sin gravedad y listo para construir una casita en la luna, donde sus rimas sean cómplices para crear.  

En el mítico Estadio Nacional Brígido Iriarte, una silla está ocupada por el artista que canta faltas no pitadas. Se queja, analiza tácticamente a los equipos que tiene frente a sí y levanta sus manos en señal de querer cerrar la victoria. Deportivo Miranda venció 1-0 a Atlético La Cruz con un Cristo en la mano, pero valga la victoria como razón de su pasión. Compone, canta y juega, todo aquello en una sola línea, porque Reís significa establecimiento esencial de los ideales sumergidos y “Bélico”, simboliza el arte de su guerra en cada frase plasmada.

Construyó cimientos para enfrentarse a sus primeros vientos con convencimiento, yendo persona por persona, demostrando la veracidad de sus creaciones precozmente, porque son más los genios que nacen, que los que se hacen. Eran pensamientos construidos en hojas pequeñas; seriedad y determinación lo acompañaban, desde la escuela hasta el liceo, llegando a la universidad sabiendo que lo hecho tenía completo sentido, aguardando su oportunidad, mientras pequeñas inversiones alrededor del sueño acompañaban lo en principio denominado como la lucha que nadie escucha, porque él encarna la voz de los muy románticos, tristes y reflexivos, empoderando pensares con materia prima hecha en el corazón y ensamblados desde cada capítulo firmado.

“Soy amante del fútbol, siguiendo la mayoría de las ligas existentes; lo veo porque me gusta estudiarlo, disfrutarlo y practicarlo cuando tengo la oportunidad. Desde niño sigo al Real Madrid, pero observo los partidos con criterio objetivo y en este momento, sigo muy de cerca al Deportivo Miranda porque conozco a varios jugadores que hacen vida en la organización y considero que son atletas de alto nivel, deseándoles todo lo mejor”, aseveró.

Ese vínculo nació a través de las redes sociales, tejiendo la unión de un artista con la pista de tartán que suele pisar para al campo acercarse. Solo buscaba un lugar donde entrenar en Caracas, para continuar la rutina que trajo consigo desde Medellín, donde jugaba fijo martes y viernes. Germán Chanchamire, zaguero central del combinado mirandino, lo invitó a una sesión y desde entonces, inició un nexo que se fortalece en los efectos del tiempo, convirtiéndose no solamente en seguidor del conjunto tricolor, sino en integrante de la familia.

“Me encanta la humildad y disciplina del equipo, también sus ganas de crecer y creo que tienen jugadores increíbles, como Rodrigo Febres, Julio Da Silva, Germán Chanchamire y Luis Carrillo, que, sin menospreciar a nadie, siento que merecen estar en Primera División”, agregó con absoluta contundencia.

Cuando Reis se halla en presencia del espectáculo deportivo, comprende que el fútbol y su arte se parecen en cuanto que ambos ofrecen distracción y desconexión, para lograr que cada quien conecte con su yo interno, generando felicidad, energía y transmutando todo aquello que de nada sirve. En ese punto, sabe que las pasiones son amores que orientan hacia la tan anhelada paz.

Al final del camino, sentado está Rubén Darío Guzmán, creyente de la nobleza, domador de buenas energías y buscador de todo aquello que positivo sea, dimensionando que centra su fuerza en la disciplina como premisa fundamental. Rubén es entrenador y Reís, el 10 del equipo, uno da indicaciones y el otro, dibuja con nivel de maestro. Uno empieza en la tarima y termina con la última canción, otro está siempre, aprovechando su tiempo para ser y hacer lo que quiere.

Su propuesta invita a creer en aquello que por excelencia nos pertenece y que esencialmente, nos convierte en seres especiales. “Cuidemos y queramos lo nuestro, a nuestro país, al prójimo y apostemos tanto por nuestra música como por el deporte venezolano, porque siempre vamos a estar dando lo mejor para representar a nuestra nación con dignidad”, concluyó el artista futbolero, la persona que, con su luz, se hace notar en cada lugar que pisa.

Reis debe marcharse, sabe que no hay nadie como tú y a través de sus letras, nos entendemos. Lleva consigo los colores de una bandera que toma forma completa en cada partitura. Bélico, que anda armado de talento y absoluto talante. La pelota es un planeta y él, uno de los tantos millones que ahí habitan.

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