Por Ramon Vilageliu.
Hay muchas cosas que se nos escapan por muy poco. Que no llegamos a conseguir poque el destino o la mala suerte no nos deja. Pero nos quedamos cerca. Cerca de casarnos con la mujer de nuestra vida, cerca de ganar la lotería, cerca de pasar de ronda en un Mundial… Sin embargo, todo aquello que podemos controlar y se nos escapa es culpa nuestra. Porque no estuvimos a la altura durante mucho tiempo o porque simplemente ni nos presentamos dónde debíamos. México ha vivido una de estas experiencias en el Mundial 2022. No se presentó frente a Polonia o Argentina, y cuando quiso reaccionar, se quedó a un paso de clasificar. Pero, lo más importante, es que no lo hizo.
El Lusail Stadium, un sitio maravilloso para poder ver fútbol se llenó para ver un partido que se alejaba del foco mediático debido al encuentro a cara o cruz de Argentina. De la selección de Messi. Y esto siempre saca titulares. Pero los árabes y mexicanos llenaron las gradas del terreno de juego que acogerá el mundial y la llenaron, precisamente, de verde, colores de Arabia Saudí y México, los dos rivales de esa noche. Fue un primer tiempo triste, sin ocasiones, donde el foco se centraba en el penalti fallado de Messi en el 974. Pero en Lusail, nada noticiable. Pero la fiesta mexicana llegó en la segunda parte. Los goles fueron cayendo hasta el 0-2, y luego los del Tata Martino vieron cómo se les anulaban dos goles. Tristeza. Y también cómo durante muchos minutos no pasaban de ronda debido a que Polonia había visto menos tarjetas amarillas. Cosas del Mundial. Al final todo se resolvió con el gol de Arabia que dejó finalmente a los mexicanos fuera. Y a muchas gargantas tristes. Y es que México es la selección que más aficionados había traído a Qatar. Tristeza. Fuera de unos octavos de final. Hacía mucho tiempo, desde USA 1994, que esto no ocurría, pero ahora, ocurrió.
Australia y Dinamarca disputaron cuatro horas antes un encuentro con sabor a final. Los daneses no habían conseguido vencer a Túnez en su debut y sucumbieron a Kylian Mbappé. La última fecha les dejaba todo abierto. La clasificación abierta. Para seguir soñando. Para seguir alegrándose. Pero enfrente tenían a la festiva Australia. Un equipo que había sido goleado por Francia pero que se había recuperado venciendo a Túnez. Y el partido les favoreció. Dinamarca tuvo oportunidades y balón, pero se quedó a un centímetro en muchas ocasiones. Y Australia sentenció. Un equipo se ensueño con jugadore sde segundo nivel. Que historia la de los socceroos.
En esa jornada, todo se decidió por detalles. Detalles que, cómo en la vida misma, cobran una importancia muy grande.
