domingo, mayo 19, 2024
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Eduardo Rodríguez y su vida en letras pequeñas

En una íntima conversación con el reconocido periodista venezolano, conoceremos a fondo lo que hay detrás de un profesional de primer nivel.

Por Miguel Santana – @santanadeportes.- Azotada entre los motivos de las causas rebeldes, la Venezuela de 1963 sufría golpes bajos directo a su honorabilidad. En una audaz acción, las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional se llevaron cinco cuadros exhibidos en el Museo de Bellas Artes, y entre las oscuras calles capitalinas del entonces, se ocultaban las flores en un vaso de cobre, que con tanta inspiración había hecho van Gogh; alguien escondía la naturaleza muerta de Pablo Picasso; los bañistas de Paul Cézanne estaban secos, detrás de un closet; una majestuosidad de George Braque yacía sobre manos inescrupulosas y al final, preocupaba que la magia de Paul Gauguin no hiciera efecto al cuidado equivocado. Los cuadros habían sido enviados en calidad de préstamo por el Museo de Louvre, para ser expuestos en nuestra nación.

Guerrilleros asaltan el museo de Bellas Artes | Cámara de Comercio,  Industria y Servicios de Caracas
Cortesía | Cámara de Caracas

El golpe a la mesa de Rómulo Betancourt era la manifestación del cólera presidencial. Esa acción tuvo una repercusión mundial tan notoria, que fue comparado con el robo de La Gioconda en 1911. Rápido actuaba la Policía Técnica Judicial, había que limpiar el nombre de un país elegido por diversas nacionalidades, pero atacado por las mentes hacedoras del más horrible desprestigio. Fueron 74 horas de suspenso, con 8 mil policías a la caza de cuatro hombres y una mujer. Todo apareció intacto, y las almas regresaron a sus cuerpos.

En el hotel Potomac de Caracas, Alfredo Di Stefano, entonces mejor jugador de fútbol a nivel mundial, y el uruguayo José Santamaría, descansaban en su habitación, hasta que, a primera hora de la mañana, el teléfono sonó. Cuanto menos, la llamada era inquietante, pues se le pedía a la estrella que descendiera a recepción, para hablar con la policía. El hombre del Real Madrid llegó al lugar y ahí lo sorprendieron con una trampa, orquestada por Paúl del Río, hijo de republicanos españoles, que bajo el pseudónimo de Máximo Canales lideraba el comando que llevó a cabo un rapto que conmocionó al mundo desde la capital venezolana. Con total amabilidad, lo llevaron al carro en el que le participaron que fue secuestrado. 

El rocambolesco secuestro de Di Stéfano en Venezuela por un guerrillero  hijo de republicanos españoles
Cortesía | La Razón

En aquel corto viaje, uno de los hombres presentes confesó todo: le vendaron los ojos y fueron trasladándolo de un lugar a otro. Al mediodía, de nuevo las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional hacían gala del nombre y se atribuían ante la prensa dicha acción, al tiempo que aseguraban que no le harían daño al argentino.

Se cumplen 60 años del secuestro de Alfredo Di Stéfano en Caracas | El  Cierre Digital
Cortesía | Cierre Digital

Cuando Di Stéfano abrió los ojos, estaba rodeado de guerrilleros con ametralladoras y durante su estadía en zona desconocida, vio carreras de caballos con sus secuestradores y hasta se atrevió a jugar dominó. Le dieron de comer e incluso, le permitían elegir entre determinados platos. Nadie pidió rescate y todo era extraño.

Tiempo después de aquel hecho, del Río aclaró que nadie pidió nada, porque solo querían publicidad. El objetivo propagandístico tenía dos sentidos: protestar contra el gobierno de Betancourt y a su vez, hacer lo propio frente a la dictadura de Francisco Franco. Lo secuestraron basándose en su fama y en la del Real Madrid, para que así, el planeta entero tuviera de qué hablar.

50 años del secuestro de Di Stéfano en Caracas: así lo cubrió PANORAMA
Cortesía | Desde mi Arquería

Acontecimientos que marcaban la turbulencia nacional, envolviendo al suelo tricolor con motivos que daban fuerza a la vulnerabilidad en sentidos de protección. En el tercer año de los 60 pasaron muchas cosas, y aunque aquel torrencial de vertiginosas acciones que marcaron la historia venezolana no tuvieron nada que ver con un grito de primera esperanza, emitido en los alrededores de El Ávila, tal vez a partir de aquí se explican los porqués de un alma empeñada en sentarse a dibujar y amar el fútbol con idéntica intensidad.

De nuevo, sucesos perturbaban la paz nacional, pero la flota de naves que viajan por el tiempo entre lo profundo del recuerdo ubican un rostro de hombre joven, asemejado a Clark Kent, por ser valiente y amante del periodismo, atacado por la criptonita hecha con el dolor enquistado en alguna parte de su alma cuando vuelve a ser niño y recuerda que mamá y papá tuvieron senderos diferentes por razones que el viento se llevó. En 1989, el Caracazo fueron acciones en respuesta a las medidas económicas anunciadas por el gobierno del entonces presidente, Carlos Andrés Pérez, pero en su línea, la primera vez en pantalla de Eduardo Rodríguez Giolitti, el aprendiz cuya disciplina le hacía llegar temprano y ser tenido en cuenta.

Eduardo Rodríguez rompe el silencio: Quien crea que estamos en un paraíso,  en qué país vive
Cortesía

Jamás imaginó que aquel 27 de febrero sería el primer día de 27 años en Venevisión, canal que lo vio transitar no solamente por sus pasillos, sino adentrarse a millones de hogares con el correcto uso de su verbo, atinado en el manejo de la información, apasionado en las maneras de todo dar a conocer y puente entre aquello que ocurría y la intención de enterarse por parte de cada ciudadano.

Fedecámaras galardonó a Eduardo Rodríguez Giolitti como Periodista del Año  - YouTube
Cortesía | Venevisión

En lo interno de un carácter afable, sobre la ecuanimidad de un tono que sostiene su grado, se acumulan la astucia con gracia de un ser con 60 vueltas al sol, pero tan estelar que puede ser capaz de hacer brillar al entorno de una mesa, desde la exigencia que significa preguntar a propósito de una vida cuyo sinónimo es éxito. Es la suma de talento y pasión, llevada a la vida como el motivo del esfuerzo diario, innovado frente a cada amanecer, abrazándose al agradecimiento en cada quehacer, porque entiende que todo latido es un sentido para aferrarse a la creencia del profesional que, sobre todo, es persona; del señor antepuesto al doctor; del periodista que atrapa las aristas para no involucrarse en el histrionismo de una sociedad ahuyentada por los libros y atrapada en el silencio de la superficialidad.

Escribe sobre las letras pequeñas de la vida, interesado en todo lo que está detrás de aquello que confecciona una identidad que está entre lo alto de los cometas, siendo maestro ante lo bello del vivir, pero sabiendo que, quien compra un boleto para amar, debe comprender que el sufrimiento viene impreso en alguna parte del billete. Conoce a Venezuela en forma y fondo, siendo imagen y semejanza, porque no solo ha sido cara de la V pequeña en su forma mayúscula, sino un miembro con otro apellido para las familias que despertaban ávidas de saber y ser informadas.

Eduardo Rodríguez le dice adiós al Noticiero Venevisión (COMUNICADO) -  DiarioRepublica.com

La forma de su grandeza humana se exhibe en el respeto por la vida, entendiendo que en la divergencia hay motivos que cada quien persigue, sin necesidad de satanizar cuando no existan puntos de encuentro. Lo entiende así porque desde los nueve años aprendió a vivir con la falta de amor entre sus padres como pareja, pero sacándole máximo provecho a las enseñanzas individuales de cada uno en pro de formar no solamente a una persona que valora profundamente el esfuerzo humano por avanzar cada día, sino aprecia en demasía cada segundo que vive en el globo.

Acérrimo enemigo de la impuntualidad, llegó dos minutos antes de la hora pautada al lugar acordado, para conversar a propósito de tantas cosas y vestido con una chaqueta alusiva al canal IVC, dejando claro lo importante de la identidad, porque, aunque su nombre no necesite catapultas, comprende que lo institucional es parte de aquello que siempre ha llevado consigo, enalteciendo sentidos corporativos, enviando un mensaje de amor por el medio que le permite ser, hacer y enseñar.

“Siempre debemos tener en cuenta lo que significa el valor de la imagen basado en la credibilidad que genera la confianza sentida por quienes te ven ser consecuente. A mí las cosas me han costado mucho y eso es lo que me ha hecho ser fuerte, para alcanzar los éxitos que luego te dan satisfacción. Mis grandes triunfos son mi familia y mi manera de relacionarme con la gente, porque en las redes abundan los bonitos, positivos, felices y sabelotodo, pero lo mío es generar relaciones desde la franqueza, con humanidad y amor”, dijo.

Eduardo Rodríguez Giolitti: un papá feliz de comunicar
Cortesía | Estampas

El aprendizaje que representó sacar lo constructivo del conflicto le ha hecho tener en consideración un punto clave para nunca desistir: lo que te falta, define tus metas. Por eso, es un obseso de la excelencia, perseguidor de razones que lo impulsen a escribir su nombre sobre el sello de la credibilidad y dimensionando el valor de la familia como aquello que representa su máxima instancia de consulta.

“Provengo de dos grandes seres humanos y cuando hablo de mi pasado familiar se me hace un nudo en la garganta porque viví en un hogar disfuncional, con rupturas, traumas y trances muy difíciles, pero eso me enseñó a ver las diferencias sin juicios a priori y entender que, en las confrontaciones, no siempre debemos hablar del bueno contra el malo, ni de la víctima versus su victimario, porque aquí se trataba de una pareja que no pudo seguirse entendiendo. Fue una separación fuerte”, confesó el periodista.

Eduardo Rodríguez Giolitti: un papá feliz de comunicar
Cortesía | Estampas

Isa Dobles, histórica comunicadora, conductora de televisión venezolana, fue durante algún tiempo guía del programa Adivina Adivinador, transmitido por el canal cinco. En aquella conexión con su público, siempre llevaban invitados para conocer al talento venezolano, pero antes, la intriga retaba al pensamiento, con campañas generadas desde el contraluz que solo mostraba la silueta de quienes a continuación saldrían frente a las cámaras. De esa forma, antes de presentar a la bailarina Yolanda Moreno, con su clásico repertorio; minutos previos a la participación del ensayista Aquiles Nazoa, de infinito legado y a la espera de ver lucirse a Renny Ottolina, un pequeño niño, llamado Eduardo Rodríguez Giolitti, tenía intenciones de demostrar su destreza como joven dibujante, usando la creatividad de su mente voladora, que lo llevó hasta la casa de Reverón.

Si pudiera conversar con aquel muchacho que, esperanzado en convertirse en periodista, inició estudios de Sociología en la Universidad Central de Venezuela, intentando cambiar su cupo en el camino, sin éxito; si existiera la posibilidad de disfrutar un café junto al estudiante de Derecho, que concluyó de manera exitosa la formación como abogado, para después ser locutor y abrirse camino entre las complejidades del universo mediático, algo le diría.

Eduardo Rodríguez Giolitti no hará más el "Noticiero Venevisión" -
Cortesía | Confirmado

“La vida me ha tratado bien y aunque quienes han vivido más nos dicen que no sabemos cuánto dura este camino, desde lo indefinible sabemos cuánto vale sacrificarse, no en el sufrimiento, sino con perseverancia, asumiendo situaciones difíciles e inesperadas, a las que debes sobreponerte. Ese muchacho tiene mucho que agradecer, especialmente, porque hoy está en tiempos de cosecha, sensibilizado, con 60 años, y entendiendo que todavía queda camino por recorrer, ahora aprovechando una etapa con dos hijos adultos, una recién casada, y con una esposa maravillosa, estando cerca de cumplir tres décadas en Unión Radio y sintiéndose muy respetado”, aseveró.

Eduardo Rodríguez Giolitti: un papá feliz de comunicar
Cortesía | Estampas

Dos términos le definen: estabilidad y confianza, y a su criterio, lo segundo queda definido como “el caballo que empuja la carreta”. Eso se vincula a sus orígenes en el mundo hípico, cuando con apenas 10 años y de la mano con su padre, asistía a La Rinconada para presenciar los espectáculos entrando a la recta final, pues el señor Rodríguez, padre de Eduardito, aquel curioso niño que veía a los periodistas en traje escribir y que se sentía profundamente atraído por la narración, era secretario de jinetes y llevaba a sus hijos escondidos al palco de prensa porque la presencia de menores en ese clase de escenarios estaba prohibida. Seguramente, nunca imaginó todo lo que aquello generaría, porque ahí dio inicio este sendero.

Hipódromo La Rinconada - Wikipedia, la enciclopedia libre
Cortesía

La primera vez que pisó el Estadio Universitario, fue, de nuevo, de la mano con su amado papá. Caracas y Magallanes protagonizaban una nueva edición del Clásico que por años ha visto medirse a los eternos rivales, con “Vitico” Davalillo y César Tovar asumiendo el protagonismo de la escuadra capitalina, y Dámaso Blanco demostrando poder en la acera del frente. Eduardo estaba ahí, descubriendo un nuevo amor, porque no se puede hablar acerca de su figura sin mencionar a Leones.

“Dentro del deporte, en una cancha, se nota esa gran reserva de moralidad e integridad que tanto necesitamos como país y disfruto mucho cada momento. Recientemente, he hecho presencia como fanático y también, apoyando a la Vinotinto en las Eliminatorias camino al Mundial en Maturín”, agregó Rodríguez.

Desde compartir las mejores noticias con el país en cada amanecer, hasta componer una canción que tuvo forma en la voz de Óscar D’ León, pasando por entrevistar a las personalidades más relevantes de toda la nación, hasta ser el primer periodista a quien Ismael Cala le confesó sus problemas más profundos, han sido seis décadas transitando sobre diversos tiempos y en tres de ellas, frente al micrófono de Unión Radio, por lo que, en estos días, debe estar honrando tal hecho.

A Tiempo" con Eduardo Rodríguez G. Entrevista a Adle Hernández 10.08.20 -  YouTube

Eduardo es un distinguido, hombre de emociones profundas, caballero en diversas instancias y guerrero referente para quienes emulan sus luchas sinceras y reales. Su personaje se asemeja mucho a la persona en tanto que practica lo que profesa, inspirado en la sensibilidad que generó en él hacer del sufrimiento una fortaleza. Desea de forma ferviente salir más de Caracas, pero sus ocupaciones lo han anclado a la capital, y de ahí llega a cada rincón con la eficacia de su saludo planetario.

Y precisamente hablando del músculo motor del cuerpo, aquel ha tenido con su amo una enigmática conversación, desde el silencio antesala al sentir. “Me dice que lo mejor está por venir, que el mejor momento de mi vida es el actual, que me siento orgulloso de ser un buen padre y de tener una esposa que es una gran madre”, aseguró, en tono de voz quebrada por el sentir que genera lo profundamente humano.

Hija de Eduardo Rodríguez Giolitti es precandidata al Miss Venezuela • Por  la Calle del Medio
Cortesía

Candi, Fabiana, Diego y Milka. Tres gritos y un ladrido, todos llenos del más lindo amor. Son sus fieles compañeros, que unen fuerzas para componer un grupo de familia que se quiere y defiende. Eduardo sueña con plasmar sus vivencias en un tercer libro y hacer un monólogo que se titule “antes que sea tarde”, porque, aunque valora al máximo cada milésima de segundo, entiende la inmensa valía del aquí y ahora, sabiendo que quien compra un ticket al amor, vuelve a saber que viene incluido el dolor. Ha caído en vacíos quemantes, con pérdidas dolorosas, no obstante, sabe que quien llora le está haciendo tributo al verbo más bello, amar.

Eduardo Rodríguez Giolitti: un papá feliz de comunicar

Desde el movimiento de sus ojos, ante la pronunciación de cada término que pasa por su mente como un huracán, ha vivido en millones de salas cada vez que sol y suelo se reencuentran, andando sobre las letras pequeñas de la vida, enalteciendo al sentir que genera la asignatura de nombre vivir intensamente, disfrutando, en su máxima expresión, lo que somos mientras esto estás leyendo. La vertiginosidad del mismísimo andar, nos hace pasar por alto aquello que se describe como simple, pero tiene esencia titánica. Al final, nada importa tanto como lo que es y está, y Eduardo Rodríguez Giolitti es un ser excepcional, que está en muchos corazones

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