Por Miguel Santana – @santanadeportes
El timón de Marítimo está en las manos de Lenín porque el tiempo y el fútbol así lo quisieron. Tiene la misión de conducir el barco a buen puerto, pero sabe que la paciencia futbolera dura lo que un estornudo, por lo cual tiene como único plan triunfar. Él está descubriendo el barco, porque no diseñó los cañones, ni conoce a plenitud todo de popa a proa, pero no le tiene miedo al reto y espera vencer cualquier tormenta. La Segunda División de Venezuela es un campeonato completo, que solo da un cupo para optar por otro y si ganas, asciendes. Ureña ganó el primer boleto del año y hay un segundo en juego, que el técnico caraqueño quiere ganarlo para posicionarse en lo más alto de la división plateada y así avanzar.
La nave que dirige tiene dos cifras bien marcadas: 15 y 42. El primer número tiene que ver con los años que lleva andando en el balompié profesional y lo segundo, es su edad. Aquello garantiza una experiencia lo suficientemente buena como para tenerlo en cuenta como líder de la tropa, pero aguas adentro, habrá una serie de adversarios que deberán ser derrotados para arribar al lugar al que quiere llegar.
Bastidas tiene experiencia frente a las olas, porque el Caribe le ha visto dominar tormentas. 
Ha sido campeón en República Dominicana y ha disputado certámenes internacionales en su nación. Tenía solo 32 calendarios cuando vivió su primera experiencia en una Copa Libertadores de América, así que nada le asusta, aunque se muestra cauteloso al momento de decidir, porque comprende que cada movimiento es clave. Su testimonio es claro, como el mar en los días más nobles.
“Agradezco profundamente a todos los que me han hecho formar parte de este proyecto desde que empecé a encargarme de sus categorías inferiores, dándole identidad al juego que nos caracteriza y formando jugadores para el futuro. Llegué en una circunstancia que no ha sido la más idónea, pues uno como entrenador quiere armar sus planteles, sentarse con el gerente a tomar decisiones e ir sumando nombres, pero para mí, la institución está por encima de cualquier particular, así que todos vamos hacia la misma dirección”, dijo.
Y así tiene que ser, porque solo de esa manera queda claro cuál es su intención, porque un buen capitán sabe lidiar con tormentas y después, saludarse con la calma. Ha sumado dos victorias en igual cantidad de presentaciones al frente del combinado litoralense, pero en su mente solo hay espacio para el paso a paso. El camino apenas está empezando y la orden es batallar hasta ser de Primera.
“La organización que está teniendo el club en poco menos de un año es llamativa, con una junta directiva que te acompaña, con la que podemos sostener conversaciones en aras de mejorar todo el tiempo. No somos la continuidad del Marítimo de hace años, pero sí tenemos un nombre que pesa y que debemos honrar. Ese es el compromiso que hemos asumido”, agregó.
Cada partido representa un nuevo episodio en la historia naviera y ahora, haciendo uso de su nueva responsabilidad, Bastidas ha sido claro tras bastidores: solo son recordados aquellos que alcanzan la gloria, pero también tiene una inmensa valía competir, llegar lejos y demostrar, desde el esfuerzo real, que pueden ser grandes.
“Hoy, me considero una persona diferente, con otro carácter, que ha aprendido de todo, tanto de sus aciertos como de sus errores. El que trabaja duro siempre encontrará respuestas y eso es lo que a diario hacemos. A muchos de mis dirigidos los tuve en otros proyectos y a otros, los enfrenté como técnico. El fútbol, al final, siempre nos une en un camino”, concluyó.
Marítimo La Guaira está en alta mar, listo para inspirar y llenar de emoción a aquellos quienes se unan a esta nueva causa, con intenciones de importante trascendencia, sabiendo que la emoción se consuma en cada segundo de esfuerzo total y de aquella premisa está claro su cara visible en el cuerpo técnico, porque vienen tiempos de mucha entrega, para escribir el nombre en las hojas exitosas.
