Por Ramon Vilageliu.
Hay muchas veces que nos pensamos que todo es de la forma que nos gustaría. Y muchas veces es todo lo contrario. No todo es de oro. No todo es tan bonito como parece. Ni todo el mundo piensa que somos los mejores del mundo. De hecho, normalmente es al revés. Todo sale cómo no pensábamos que fuera a hacerlo. Peor hay que poner la energía y las ganas para tratar de revertir las situaciones. Porque de esto trata la vida también, de anteponerse a los problemas y darle una solución antes mismo de que ocurran. El USA- Irán se presentaba como un partido en que se hablaba de todo menos de fútbol. En el que se prometía una guerra equiparable a la tercera guerra mundial. Y así fue, pero en lo futbolístico. Ni rastro de los malos rollos entre aficionados. Me atrevería a decir que fue al contrario. O al menos lo que mis ojos vieron. Dos aficiones con sus diferencias, evidentemente, pero que estaban unidas por un mismo sentimiento, el amor al fútbol y a la pelota. Ese que sentimos muchos de nosotros.
Y es que en el plano futbolístico, los Estados Unidos fueron un rodillo, al menos durante 60 minutos. Con la gran aparición de Pulisic y todos los futbolistas americanos de segunda línea, causaron grandes problemas a la defensa persa y dieron en bandeja el gol a los norteamericanos. Como Dest se lo dio al del Chelsea. Que terminó pagándolo caro con una lesión que veremos si le permite estar preparado para los octavos de final del domingo. Los Estados Unidos dominaron, con un fútbol vertical y directo, que no entendía de malabares y lentitud, todo iba a un ritmo frenético. Un ritmo que Irán no pudo sostener. Ni Azmoun, la estrella del equipo, que se marchó sustituido en la media parte.
En el segundo tiempo los de Queiroz pudieron empatar y conseguir el pase de ronda. Peor no lo hicieron. Se golpearon con la defensa estadounidense. Y lo pagaron caro. Fuera del Mundial. Y USA dentro. Un guion que entraba en la cabeza de la gente pero que terminó siendo duro para los persas que veían su sueño escaparse una vez más. Pero el fútbol al final tiene eso, es caprichoso. Porque después del esfuerzo que hicieron los iraníes frente a Gales, su recompensa no encontró destinatario en la última y decisiva jornada. Cosas que pasan. Porque no todo siempre es lo que parece. O al menos lo que aparenta.
